jueves, 6 de febrero de 2020

De los regalos


De esos momentos que nos regala la vida, cada día, y que a veces no sabemos apreciar. Como cuando, medio dormida, alargo el brazo y me topo con tu piel. O cuando busco tus pies con los míos, sabiéndolos a escasos centímetros, siempre dispuestos a devolverme las caricias. Moverme con los ojos cerrados al (habitualmente) lado vacío de la cama para fundirme en un abrazo contigo.

Una noche a tu lado está llena de regalos. Como el de tu olor en la almohada, tu mano agarrada a la mía o el sonido de tu respiración. La calma. Contigo duermo mejor y me cuesta menos trabajo despertarme. El motivo es evidente, pues las luces del alba obran entonces la mayor de las magias: ¿o acaso existe mejor regalo que abrir los ojos para mirarme en los tuyos?