miércoles, 25 de septiembre de 2019

De los buenos días…


De esos que arrancan cuando suena el despertador y aún es de noche, pero ya empieza a clarear. Y empieza, también, a refrescar, aunque solo lo justo como para que apetezca acurrucarse bajo la colcha, sin que llegue a costar mucho trabajo salir de la cama. Esos días de principios de otoño en los que el viento trae hasta la ciudad el frío de las montañas y buscas en el armario alguna chaqueta que echarte sobre los brazos desnudos.
Esos días empiezan también con dos gatitos buscando mis manos sobre la cama, en la oscuridad del dormitorio. Con caricias adormiladas en sus cabezas peludas y sus pequeños cuerpos abriéndose paso sobre el mío, sin importarles dónde pisan. Junto al ronroneo incesante, bajo la cama se oyen ya los golpes contra el suelo de una cola canina que se alegra de oír que estoy despierta. No tardaré en notar el húmedo hocico asomándose al borde de la cama, él también buscando mis tan adoradas manos dispensadoras de caricias.
Los días así transcurren tranquilos, entre traducciones y apuntes, tras un agradable paseo por el bosquecillo de la Alhambra o los jardines del paseo de la Bomba. Con una breve siesta después de comer y mensajes de audio para las que están lejos. Al trabajo le sigue otro paseo, esta vez más largo y siempre acompañada de Roque, para continuar con unas risas y unas cervezas con tapa de sushi o unos bloques con los amigos, también coronados con una cerveza.
Así, los buenos días acaban igual que empiezan: conmigo acurrucada bajo una colcha blanca, flanqueada por dos gatos y custodiada por mi perro guardián, que vela mis sueños bajo la cama.

—¿Y qué hay de los días que te despiertas conmigo?
—Pero, cariño, yo hablaba de los buenos días. Esos días son los mejores.

jueves, 5 de septiembre de 2019

De la Leyenda de Bamako


Érase una vez, en la época en la que las noches eran oscuras e impenetrables como la boca de un lobo porque la luna aún no brillaba en el cielo, en la aldea de Kikamo vivía una niña llamada Bamako. Era muy hermosa y amable, quería mucho a sus padres y a su gente, que también la tenían en gran estima. Todos los habitantes de la aldea admiraban sus grandes ojos resplandecientes, que brillaban como el sol.

Un día, un grupo de soldados proveniente del norte atacó la aldea de Bamako y todas las de la región. Astutos, feroces y sanguinarios, estos soldados solo combatían al abrigo de la noche y se escondían durante el día. Los amigos de Bamako les plantaron cara con valentía, pero no sabían luchar en la oscuridad y tras incontables noches de combates, estaban a punto de perder la vida a manos de sus desalmados enemigos.

Una noche, el dios N’togini se apareció a Bamako y le dijo: «¡Bamako! Si quieres salvar a tu pueblo, escucha mi consejo: mi hijo Djambé, que vive en la cueva a orillas del río, está locamente enamorado de ti desde hace mucho tiempo. Si aceptas convertirte en su esposa, te llevará al cielo, donde brillarás cada noche. De este modo, tu pueblo ya no tendrá que combatir en la oscuridad, puesto que tú iluminarás sus noches. Gracias a ti, podrá vencer a sus enemigos.»

- «¿Qué debo hacer?», preguntó Bamako.

N’togini le explicó:

- «Esta noche, después de ponerse el sol, sube a la gran piedra que domina la cueva y lánzate al río. No tengas miedo, Djambé estará ahí para recibirte. Ten confianza y nada malo te pasará.»

Bamako, que era muy valiente, no dudó un solo instante y siguió las indicaciones del dios al pie de la letra. Saltó al vacío, Djambé la atrapó y la llevó al cielo, tal y como su padre le había prometido. Entonces, se produjo un milagro. ¡Cuando el sol se puso, el rostro resplandeciente de Bamako apareció en medio del cielo! El brillo de sus enormes ojos iluminaba la oscuridad de la noche.

Y por fin, esa noche los aldeanos consiguieron una clamorosa victoria, pudiendo dar caza a sus enemigos.

Desde entonces, el resplandeciente rostro de Bamako ilumina el cielo cada noche.




[Traducción libre del francés de La légende de Bamako, disponible en:
https://www.teteamodeler.com/boiteaoutils/expression/fiche61.asp]